lunes, 5 de marzo de 2018

Que la muerte espere

 


Estoy INDIGNADO con la realidad de nuestro país y no es fortuito que siempre nos tilden de "país sin memoria". Estoy leyendo QUE LA MUERTE ESPERE del maestro Germán Castro Caycedo y es, por decirlo de algún modo, la memoria viva de hechos aterradores y macabros de los que hoy nadie recuerda.

Leo la historia de la masacre de las bananeras en San José de Apartadó (Antioquia) en el año 2005 y abro los ojos con gran tristeza como si hubiese acontecido hoy, a su vez, me genera gran estupor por los actores del conflicto de aquel entonces: FARC, PARAMILITARES y el peor de todos EJÉRCITO; y otorgo el apelativo de "peor" porque fueron unos simples complacientes al marchar de la mano con los paramilitares, un simple espectador frente a tan reprochables, aterradores y brutales actos, viendo cómo, sin distinción alguna, masacraban a su PROPIO PUEBLO, acolitando a los malos y por esa simple razón fueron ellos (Ejército/Estado) unos bandidos más.

El presidente de aquel entonces era nada más y nada menos que el innombrable Álvaro Uribe Vélez, quien tildaba a todos estos humildes pobladores como "colaboradores de la guerrilla" y quien no hizo nada diferente a fustigarlos y acabarlos con el manto de la justicia, acolitado a su vez con el silencio de los medios de comunicación que poco cubrieron y difundieron la noticia.

Por eso NO CREO EN URIBE y sus políticas de libertad, de equidad y de justicia. NO CREO en las FARC y sus políticas de resocialización. NO CREO en nadie que haya tenido la capacidad de matar y atentar contra su propio pueblo. NO CREO en esos que autorizaron y luego se hacen los de la vista gorda al permitir el accionar de un fusil o el empuñar una macheta para matar.

Estoy triste, estoy indignado y estoy agradecido para que historias como esta, trece largos años después no pierdan vigencia. Recordemos con tristeza SI, pero tengamos la capacidad de reaccionar y abrir los ojos a nuestra realidad; porque, trece años después los actores de aquel entonces siguen siendo los mismos de hoy; trece años después el pueblo sigue acallado y acongojado; trece años después nuestro futuro pende de los mismos actores políticos.

Despertemos, reaccionemos y votemos por el cambio que Colombia necesita y por la memoria de todos aquellos a quienes la muerte no les dio espera.

¿Y qué es la amistad?


La amistad se resume en 14 años siendo testigos de nuestro evolucionar, con nuestros logros y desaciertos, en innumerables momentos de alegría y de tristeza; pero siempre siendo testigos de nuestra FELICIDAD.

Gratitud por estar ahí. Gratitud por permitirme admirarlos y respetarlos, dando la bienvenida a dos grandes seres (Matías y Emilia) quienes seguirán creciendo junto a nuestro andar. 

País sin memoria



Por: Giovanny Antonio Muñoz Ortega


Estoy INDIGNADO con la realidad de nuestro país y no es fortuito que siempre nos tilden de "país sin memoria". Estoy leyendo QUE LA MUERTE ESPERE del maestro Germán Castro Caycedo y es, por decirlo de algún modo, la memoria viva de hechos aterradores y macabros de los que hoy nadie recuerda. 

Estoy leyendo la historia de la masacre de las bananeras en San José de Apartadó (Antioquia) en el año 2005 y abro los ojos con gran tristeza como si hubiese acontecido hoy, a su vez, me genera gran estupor por los actores del conflicto de aquel entonces: FARC, PARAMILITARES y el peor de todos EJERCITO; y otorgo el apelativo de "peor" porque fueron unos simples complacientes al marchar de la mano con los paramilitares, un simple espectador frente a tan reprochables, aterradores y brutales actos, viendo cómo, sin distinción alguna, masacraban a su PROPIO PUEBLO, acolitando a los malos y por esa simple razón fueron ellos (Ejército/Estado) unos bandidos más.

El presidente de aquel entonces era nada más y nada menos que el innombrable Álvaro Uribe Vélez, quien tildaba a todos estos humildes pobladores como “colaboradores de la guerrilla” y quien no hizo nada diferente a fustigar y acabarlos con el manto de la justicia, acolitado a su vez con el silencio de los medios de comunicación que poco cubrieron y difundieron la noticia.

Por eso hoy, NO CREO EN URIBE y sus políticas de libertad, de equidad y de justicia. NO CREO en las FARC y sus políticas de resocialización. NO CREO en nadie que haya tenido la capacidad de matar y atentar contra su propio pueblo. NO CREO en esos que autorizaron y luego se hacen los de la vista gorda al permitir el accionar de un fusil o el empuñar una macheta para matar.

Estoy triste, estoy indignado y estoy agradecido para que historias como esta, trece largos años después no pierdan vigencia. Recordemos con tristeza SI, pero tengamos la capacidad de reaccionar y abrir los ojos a nuestra realidad; porque trece años después los actores de aquel entonces siguen siendo los mismos de hoy; trece años después el pueblo sigue acallado y acongojado; trece años después nuestro futuro pende de los mismos actores políticos.

Despertemos, reaccionemos y votemos por el cambio que Colombia necesita y por la memoria de todos aquellos a quienes la muerte no les dio espera.