sábado, 5 de abril de 2014

La cocina de mi casa


Por: Giovanny Antonio Muñoz Ortega


Es sábado y es el inicio de un nuevo fin de semana en casa, mis padres organizan la lista pues es día de mercado, en ella no puede faltar los plátanos, coles, maduros, aguacate y el chicharrón que acompañarán los “frijolitos” que desde la pasada noche reposan en una olleta con agua, técnica culinaria que permite el agrandamiento de este preciado grano.

Los frijoles en Antioquia son más paisas que el "avemaría" y el "pues", su identidad radica en la originalidad y autenticidad de un plato único y autóctono de una región que no tuvo influencias de los colonos, pues, Antioquia, por sus condiciones topográficas, los europeos no pudieron introducir sus productos como: gazpachos, paella, pistos, jamón serrano, vinos, entre otros. Ante este agravante optaron por alimentarse con lo que encontraban en la región, dando inicio a una nueva gastronomía basada fundamentalmente en el maíz, el fríjol, la carne y el pescado.

Es fin de semana y es motivo para compartir la mesa con un plato legendario, la bandeja paisa, todos a la mesa en familia y entre chiste y chanza, este plato pesado entre los pesados se deshace entre bocado y bocado. La cultura paisa es tradicionalista, arraigada a las costumbres heredadas de nuestros ancestros, pero en tiempos modernos donde la tecnología, las comunicaciones y redes sociales, han hecho de este mundo global una aldea global. Juvenal Gil Ochoa, administrador del Restaurante Bar Sibarita, atribuye a la apertura económica y comercial como los propiciadores para que en la ciudad se viva otra cultura entorno a lo gastronómico. “Nos gusta lo light, nos gusta lo diferente y con los tratados de libre comercio al país han ingresando productos que en su momento eran inexistentes, productos que cautivan paladares y hacen que la gente conozca otras alternativas”.

Arraigado a mis conservadores principios familiares, entre ellos, la alimentación, me he dado la oportunidad de explorar, indagar y probar nuevos sabores, nuevos placeres que solo, tras un exquisito y suculento bocado, puedo descubrir que la vida culinaria es más que unos “frisoles” como lo diría mi abuela. La Corporación Tour Gastronómico es la agremiación de los principales restaurantes de Medellín y Antioquia; organización fundada en el 2008 que reúne a más de 96 establecimientos comerciales quienes buscan el desarrollo y la competitividad del sector gastronómico. Reúnen a comerciantes en diez sectores de la región: Occidente y Oriente antioqueño, Envigado, centro de Medellín, Laureles, Las Palmas, Parque Lleras, Calle de la Buena Mesa, La Milla de Oro y Provenza; organizando los restaurantes de la ciudad con el ánimo de dar fuerza al sector gastronómico con diferentes ofertas y actividades culinarias.

No solo en Antioquia se prepara y se consume la bandeja paisa, no hay lugar en Colombia en que no se reconozca este plato; gracias a la tradición comercial y el talante viajero del paisa que lo ha llevado a establecerse en todos los rincones del país. No hay camino de Colombia donde no exista una fonda antioqueña en la que se sirva este plato con el sabor original. Pero son estas las razones por las cuales muchos consideran la bandeja paisa como un plato común y corriente, tan corriente que es el típico plato que se encuentra en las carreteras, el mal llamado “plato de los arrieros”, y es este antecedente por el cual muchos optan por probar algo diferente.

La cocina de mi casa no solo es en mi casa, al salir de ella es sumergirse en un ir y venir de ofertas, colores, olores y sabores, cada puesto de comida busca embelesar a un comensal idealizado por lo que ve en la televisión, quien busca probar, explorar y finalmente experimentar algo nuevo que sea preparado por las manos de ese cocinero que poco a poco ha ganando protagonismo, dejando de estar en la trastienda para ser el artífice de los colores, olores y sabores.

Víctor Álvarez, cocinero y propietario de RAKÚ Cocina Bar, atribuye el “boom gastronómico” como una moda más, como la tuvo la fotografía y los tatuajes. . Él, al igual que muchos otros cocineros, le apostaron a este oficio por convicción, por gusto a la cocina, “hoy en día los estudiantes van a una academia con el ideal de cursar una carrera ‘fácil’, obtener el título de chef y hacerse millonarios a sabiendas que la cocina es todo lo contrario, es sacrificio y pasión, por eso lo considero como una moda degenerada”. Es tal su descontento con sus colegas, que a muchos los cataloga de oportunistas, pues su filosofía como profesional del mundo gourmet es ser un cocinero auténtico y original, no un replicador de algo existente. “Muchos colegas viajan al exterior con la intención de aprender y explorar nuevas técnicas, pero, cuando regresan al país, vuelven con copias de cocinas internacionales y en el peor de los casos, con franquicias que buscan mercadear una marca sacrificando identidad y calidad”.

Sea este uno de los indicios por los cuales en cualquier parte de la ciudad se puede degustar todo tipo de comida internacional: árabe, mexicana, francesa, italiana, peruana, argentina, española y mediterránea, hacen parte de las cartas que esperan saciar paladares, el coste es lo de menos, hay platos corrientes, favorables y accesibles para todos los públicos. Ovidio Sepúlveda encontró en el oficio de “cocinero ambulante”, como él mismo se denomina, la oportunidad de obtener el sustento para su familia, su puesto de comidas es un carrito ubicado en la Estación Niquía del Metro de Medellín, quien desde hace siete años viene deleitando paladares con su única preparación, crepes. “La carta en mi negocio sobra pues mi único producto es original y por tan solo $1.500 se puede disfrutar de esta suculenta preparación de origen francés, los crepes, basta mirar al alrededor y todos ofrecen lo mismo: comida chatarra, comida corriente, pero, ¿quién como yo para apostarle a un platillo sencillo pero saludable? ¡Nadie!”.

La cocina de mi casa no solo es para los de mi casa, en ella se encuentran cocineros extranjeros quienes ven en nuestra ciudad la oportunidad de hacer una nueva vida y consigo traen su experiencia y conocimientos culinarios. Federico Pedreros, chef argentino quien reside en Medellín desde hace 18 meses, es el administrador y chef residente de Waira, estadero ubicado en el corregimiento de San Félix del municipio de Bello, lugar donde convergen dos pasiones, cocinar y volar en parapente. Pedreros atribuye el “boom gastronómico” a la evolución de la gastronomía misma, lo local se transforma y se fusiona con lo internacional, haciendo de esta convergencia una nueva cocina. “La misma gastronomía va creciendo y se va expandiendo, se pueden ver representados y presentados de otra forma, con otros sabores y combinaciones”. Foráneo en tierra ajena no busca alterar su entorno con sus preparaciones, todo lo contrario, respeta las tradiciones culinarias pero poco a poco introduce su cocina. "Me gusta la carne y busco incorporarla a donde voy (...), el paisa lo que busca es lo autóctono, lo típico de acá, la bandeja, el chicharrón, la mazamorra, son cosas que no puedo dejar de vender y ofrecer porque estás perdiendo público, no puedes imponerle cosas nuevas a la gente sin dejar de presentarle las cosas que ya conoce".

La cocina de mi casa cambia y se transforma, y es este cambio que demarca un nuevo horizonte que exige profesionales en el arte de la gastronomía. En Medellín hay más de 20 facultades que le apuestan al arte culinario. La Fundación Universitaria Luis Amigó (FUNLAM), es la segunda facultad después de la Colegiatura Colombiana, que otorga una oportunidad de profesionalizar a los jóvenes de la ciudad. “Colombia cada vez tiene más tintes europeos, son estas fusiones que ha llevado a España radicarse por medio de academias en nuestro país y formar grandes cocineros”. Son las consideraciones de Francisco Luis Giraldo Garzón, coordinador de la Escuela Técnica en Gastronomía, quien ve en este pregrado la oportunidad de consolidar el sueño de una carrera en auge y en movimiento. “Se necesitaba algo para mejorar este arte y la mejor manera es integrarlos desde el enfoque académico, formando profesionales con buen conocimiento”.

La cocina de mi casa es la identidad misma de la gastronomía de nuestra sociedad antioqueña, una cocina global y multicultural donde no sólo se cocina y se come bajo la tradición de nuestros ancestros, es también la oportunidad de compartir con los demás una actividad que habla el mismo idioma, uniendo y convergiendo a todos en torno a un lugar, a esa que es llamada ¡la cocina de mi casa!