viernes, 19 de febrero de 2010

1, 2, 3 por...


Por: Giovanny Antonio Muñoz Ortega


Haciendo uso de las facultades que el Gobierno de Álvaro Uribe me otorga como informante estudiantil, a partir de este momento me pongo las botas, dejo de lado mis cuadernos y entro en acción.

1, 2, 3 por el Ministro de Protección Social Diego Palacio, con sus indecisiones, el sí pero no, el rife rafe y los constante reverzasos en la declarada emergencia social en pro de reestructurar la salud de los colombianos. Lo único que ha sabido hacer bien es perder todo tipo de credibilidad, dejando la salud en estado de shock. Como si fuera poco, sigue atornillado a su cargo, el presidente lo único que hace es respaldarlo aplicando pequeños apósitos para disimular el enredo en el que nos ha metido y al final quedar en estado de coma pues no pasará nada.

1, 2, 3 por la reelección del presidente Uribe, 8 años son más que suficientes. Si en la carta magna de nuestra Constitución declaramos a Colombia como un país democrático, ¿por qué ha de continuar atornillado en el poder y buscando modificar nuestra constitución a beneficencia suya? Hay otros sucesores, buenos o malos no lo se, lo sano del ejercicio es que ya es hora que nos gobierne otra persona. No dejamos de reconocer los buenos resultados que ha traído la política de Seguridad Democrática,  pero la guerra no lo es todo, hay otras puestas que siguen en el aire como la salud, el empleo, la educación, la pobreza y la calidad de vida de los colombianos. Hoy se respiran aires de seguridad pero seguimos igual de llevados.

1, 2, 3 por el alcalde de Medellín Alonso Salazar, espero y aspiro que no suceda lo que paso con la llegada del BID en el 2009, la ciudad se transformo en todos los ámbitos: segura, tranquila, limpia y hermosa, pero una vez culminado el evento nos quitaron el esmoquin y nos volvieron a poner aquel arrastrado overol. Mi invitación es que, ante la despampanante transformación para la apertura de los IX Juegos Suramericanos, la ciudad que tanto nos gusta no cambie, para que esa imagen de metrópoli desarrollada y tecnificada siga constante, no solo para los turistas y demás visitantes, también para nosotros los medellinenses que una vez puesto el esmoquin no queremos volvérnoslo a quitar.

1, 2, 3 por mi porque no quiero quemar la olla, pues, es esta la realidad de nuestro país y no hay porqué ocultarla o en el peor de los casos considerarlo como un “Falso Positivo”.